martes, 10 de julio de 2007

INFLACIÓN DISCURSIVA – CAPÍTULO I: Cuando el título no refleja la noticia


Análisis discursivo de un artículo de Clarín


CLARÍN, VIERNES 08 DE JUNIO DE 2007
LA CUMBRE DEL G-8: ACUERDO SOBRE CALENTAMIENTO GLOBAL.
Los países del G-8 se comprometen a reducir la emisión de gases

Enfundada en un saco verde pastel y con una amplia sonrisa, la canciller alemana, Angela Merkel, anunció ayer un acuerdo de los siete países más industrializados del mundo y Rusia (G-8) para buscar la forma de frenar el cambio climático.
La sonrisa, el color de la vestimenta. Se bajan las defensas del lector impidiendo que se inserte en la noticia con la seriedad que el tema requiere. Buscar la forma de frenar el cambio climático, por otro lado, parece una demostración de buenas intenciones más que una respuesta a un imperativo concreto.

"Es un avance enorme", aseguró la jefa de Gobierno alemana, quien junto a sus pares europeos consiguió que Estados Unidos asuma al menos un compromiso vago de combatir el calentamiento de la tierra en el marco de las Naciones Unidas.
“Avance enorme” y “compromiso vago” es un buen ejemplo de “contradicción”. No se habló de ninguna medida concreta. Se trata sólo de un acuerdo simbólico que se corporizó únicamente en forma de discurso. Hasta el momento el desarrollo de la noticia parece estar desmintiendo lo que se anuncia desde el título.

"En la declaración de Heiligendamm se dice explícitamente que necesitamos reducir las emisiones (de gases de efecto invernadero) y que se negociará en la ONU. Nunca habíamos tenido algo así", agregó Merkel en una breve conferencia de prensa a la que llegó sorpresivamente en un vehículo para canchas de golf.
No es correcto: en el protocolo de Kyoto que entró en vigor en 2005 ya se establece la necesidad de reducir las emisiones de gases de los países más industrializados.

El texto final de la cumbre que el G-8 celebra hasta hoy en Heiligendamm (un balneario sobre el Mar Báltico) reza que "tomamos seriamente en consideración las decisiones de la Unión Europea, Canadá y Japón que incluyen reducir por lo menos a la mitad las emisiones globales hasta 2050".
Es una frase vaga. “Considerar” el problema no implica la toma de medidas concretas ni planificaciones pertinentes al respecto.

Estas palabras fueron elegidas cuidadosamente y tras largas negociaciones para no obligar a nadie a nada. Justamente eso desató las críticas de los grupos medioambientalistas y antiglobalización, que desde hace más de una semana protestan cerca de la sede de la cumbre y mantienen cortadas varias rutas de acceso. "Necesitamos compromisos concretos, si no estamos postergando los problemas al futuro", declaró a la TV alemana ARD Joerg Feddern, de Greenpeace.
En este párrafo se hace evidente la total disociación entre lo que anuncia la noticia y lo que sucedió realmente en la cumbre. El título opaca el verdadero espíritu de la cumbre: no hacerse cargo de nada.

Mientras Berlín presentó el acuerdo como un éxito ("Se alcanzó el máximo de lo que se podía alcanzar", dijo Merkel), la delegación de EE.UU. por su parte dejó claro que aquí nadie firmó nada vinculante. "De aquí no salieron cifras concretas", declaró el asesor de seguridad de Washington, Stephen Hadley.
“Aquí nadie firmó nada vinculante”: Éste sería un título adecuado.

De todas formas, Merkel y sus colegas europeos lograron que Estados Unidos cambiara su posición inicial. Antes, la administración Bush (que recién empezó a reconocer el problema del cambio climático este año) quería negociar entre los 15 países más contaminantes sin intervención de la ONU. Ahora, aceptó que en diciembre próximo el tema sea tratado a nivel de ministros de Medio Ambiente en una conferencia de Naciones Unidas en Bali, Indonesia.Al parecer fue el primer ministro saliente de Gran Bretaña, Tony Blair, quien convenció al estadounidense George Bush de que Naciones Unidas era el marco adecuado para tratar el tema de las emisiones de dióxido de carbono. "Es la primera vez que se coincide en que es necesario un acuerdo mundial que implique a todos", declaró Blair en su última cumbre del G-8 antes de su despedida de la política. Merkel destacó también que no creía posible "un acuerdo con los países en vías de desarrollo por fuera de las Naciones Unidas".
Dos años después de la entrada en vigencia del protocolo de Kyoto se llega a reconocer la importancia de tratar este problema conjuntamente. Bush necesitó que su amigo Tony lo convenciera de tratar el tema dentro de la ONU. La connotación de esto no es positiva —como intenta reflejar Clarín— sino más bien alarmante.

"El cambio climático es un problema global, la respuesta debe ser internacional", declara el texto de Heiligendamm, que reconoce la responsabilidad de los países industrializados pero llama a los emergentes a reducir también las emisiones de dióxido de carbono.
Mera inflación discursiva. El texto de Heiligendamm sólo repite cosas ya dichas. Esta es la noticia.

Este viernes, los representantes de los cinco países en vías de desarrollo invitados a la cumbre (China, India, Brasil, México y Sudáfrica) presentarán sus posiciones en Heiligendamm. Además, ayer se decidió llamarlos periódicamente a dialogar para tratar temas globales, sobre todo económicos.

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